Relieves en estuco
También los dos relieves en estuco de la pared septentrional, por encima los baldaquines de los papas Silvestre I y Gregorio Magno, están incluidos en el programa iconográfico mediceo. El primero representa El encuentro de Constantino con Silvestre I: después de que el emperador fuera castigado por Dios con la lepra por perseguir a los cristianos, va a ser milagrosamente curado con el bautismo. Constantino está representado con las orejas de asno, símbolo tradicional de ignorancia pero que aquí aluden a la fe todavía pagana del emperador. En el segundo relieve se reevoca, en cambio, La celebración de la misa sobre el sepulcro de San Pedro por parte de un sacerdote que puede identificarse, casi con certeza, con Gregorio Magno quien, según el Liber Pontificalis, había erigido un altar sobre la tumba del primer pontífice equipándolo con una “fenestrella confessionis«. En el estuco se advierte, en efecto, el cuerpo del Apóstol bajo el altar de la basílica de San Pedro, evocada también por las cuatro columnas entorchadas con sarmientos de vid que -cuando se realizó el relieve- se disponían en fila enfrente de la zona presbiterial.
Las pinturas monocromáticas
Las historias tomadas de la vida de Constantino prosiguen en el zócalo, en una serie de pequeños cuadros monocromáticos inspirados en los relieves antiguos y relacionados conceptualmente con los episodios principales representados en un nivel más alto.
A partir de la pared este, bajo la Visión: Un soldado llevando de las riendas el caballo del Triunfador, la Construcción de una fortaleza y desfile de formaciones militares (o El campamento de la armada de Constantino delante de Roma) y Constantino llevando el caballo a la batalla (o La entrada triunfal de Constantino en Roma); bajo la Batalla: Soldados con las insignias militares, catapultas, arqueros preparándose para un asedio, los Prisioneros llevados ante Constantino, coronado por la Victoria, después de la batalla contra Majencio, la Toma de una fortaleza y Guerreros en una nave que llevan la cabeza de Majencio izada sobre una pica; bajo el Bautismo: Constantino ordena quemar los escritos heréticos de Arrio y La colocación de la primera piedra de la antigua San Pedro; bajo la Donación: Pedro y Pablo se le aparecen en sueños a Constantino enfermo de lepra, El descubrimiento de la Verdadera Cruz en presencia de Santa Elena y Constantino, curado de la lepra, se arrodilla ante el papa Silvestre.
Entre las pinturas monocromáticas es particularmente interesante la escena relativa a la fundación de la antigua San Pedro, concebida por Giulio Romano y por Penni pero realizada por Polidoro da Caravaggio: Constantino, arrodillado ante el papa Silvestre señala a un personaje en hábitos religiosos, identificado con Antonio da Sangallo el Joven, en el acto de presentar el proyecto para la iglesia. El dibujo, que muestra un cuerpo longitudinal con tres naves y cinco tramos con la fachada flanqueada por torres angulares sobresalientes, presenta estrechas analogías con un folio del Códice Mellon, último proyecto en planta completo, redactado probablemente por Rafael. Esta planta demuestra también que, por lo menos para sus discípulos, el proyecto de Rafael era todavía válido, incluso después de los nuevos modelos de Sangallo y de Peruzzi. Sin duda Giulio Romano y Penni intentaron, con su fresco, mantener vivo en el público el recuerdo del proyecto de Rafael.
Tapices
Una serie de veinte tapices con Juegos de angelotes fue encargada por León X para la sala de Constantino a un conocido autor de tapices, el belga Pieter van Aelst, quien había realizado ya para el mismo pontífice los tapices con las historias de San Pedro y San Pablo basándose en cartones de Rafael destinados a la Capilla Sixtina. Los Juegos de angelotes formaron parte de las colecciones pontificales hasta fines del Siglo XVIII, momento en el cual se perdieron.
Los numerosos grabados y dibujos, así como los ocho tapices copiados con toda probabilidad de la serie original (cuatro de ellos se conservan en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Budapest), nos permiten conocer los temas tratados.
Los Juegos de angelotes fueron tejidos en torno al 1521 sobre cartones de Tommaso Vincidor, uno de los alumnos de Rafael, el cual, en una carta desde Bruselas del 20 de julio de 1521 informaba al pontífice haber “fato vinti chartoni per vinti peci che vano intorno a la salla quali dipinge li mei conpagi, cue Zulio (et) lo Ian Franciecho (…). lo ho variati tucte le inventione del megio bigiaríe de puntini, cose alegre, acomodate per tutte le vostre imprese, riche a lo pusibile» (hecho veinte cartones para veinte tapices que van alrededor de la sala que pintan mis compañeros, Zulio (y) Ian Franciecho (…). Yo he variado todas las invenciones de los mejores adornos de los angelotes, cosas alegres, adecuadas para todos vuestros símbolos heráldicos, lo más ricas posible).
El pavimento
El pavimento, que había sido reconstruido en tiempos de León X coincidiendo con la reconstrucción del cielo raso de la sala inferior o Sala de los Pontífices, llevaba el anillo con las tres plumas con el lema SEMPRE, análogamente al del Pórtico. El pavimento actual está constituido por un valioso mosaico romano de la primera mitad del siglo III, con cuatro cabezas femeninas en el centro que aluden a las Estaciones, descubierto en el siglo XX cerca del Sancta Sanctorum en Letrán y hecho transportar aquí por Pío IX.