En el recuadro central, Laureti representó el Triunfo de la religión cristiana, que alude a la destrucción de los ídolos paganos y a su sustitución con la imagen de Cristo, ordenada por Constantino en todas las zonas del Imperio. En torno al espacio central, el artista pintó ocho regiones de Italia, representando dos de ellas en cada una de las cuatro pechinas, y tres continentes: Europa, Asia y África.
En la Memoria sulle pitture et fabrique (di Gregorio XIII) del Archivo Boncompagni se lee que Tommaso Laureti «habiéndose comprometido a hacer también las invenciones, se le ocurrió hacer acciones del mismo emperador y en particular las que hizo en honor y beneficio de la santa iglesia, y habiendo Tommaso visto en una de las paredes de la misma sala la donación de Italia hecha por Constantino a San Silvestre y a sus sucesores, representada con una figurita no muy comprensible, pensó hacer la misma Italia dividida en 8 provincias según el orden de Strabone para que dicha donación fuera más comprensible. Pero hizo en las cuatro ménsulas de la bóveda esas provincias, 2 por ménsula, y primero la Liguria con la Toscana, luego la Romana y la Napolitana, siguiendo la Lucania con la Apulia y por último el Piceno con Venecia, todas hechas con figura de mujer con 2 angelotes para cada una que tienen uno los símbolos y propiedades del pueblo, el otro la inscripción en los medios medallones pequeños o ‘sordele’, como los llaman algunos de la profesión; para el encuentro de las ventanas pintó Córcega y Sicilia también adornadas con angelotes que tienen igualmente símbolos y descripciones; en los medios medallones grandes hizo los 3 cuerpos del mundo con sus inscripciones o sea Europa, Asia y África, en los cuatro rincones de la bóveda están pintadas 2 armas de feliz memoria y 2 umbelas símbolo de la santa iglesia, las cuales están todas acompañadas por 2 virtudes con sus inscripciones, y primero la vigilancia y la sapiencia… luego la benignidad y la clemencia, …la liberalidad y la magnificencia, …la sinceridad y la concordia (…). En las lunetas de la bóveda están pintados algunos angelotes en escorzo con arte de perspectiva, que tienen algunos adornos imperiales como el reino, la mitra, la corona, el cetro, los ropajes de púrpura, el estoque y la espuela de oro y otros ornamentos, que demuestran la dignidad y facultad dejada por Constantino a San Silvestre y a sus sucesores (…). En medio de la bóveda pensó pintar esa digna acción de Constantino, cuando ordenó que por todas las partes de su imperio se derribaran los ídolos y se adorase a Cristo nuestro redentor» pero habiendo muerto el pontífice que lo había llamado y sostenido, «no la pudo hacer adornada de figuras, como deseaba, porque no se lo concedieron… pero a pesar de todo hizo en aquel lugar una perspectiva de un templo, en medio del cual pintó un altar con un crucifijo, y en el suelo una estatua de Mercurio rota, que significan la misma intención».