El 2 de octubre de 1515 León X se encontró en Bolonia con Francisco I para discutir un vasto abanico de cuestiones, algunas de las cuales no fueron dadas a conocer públicamente. El fresco de esta pared es fruto de este encuentro. Es bastante probable que el fresco se refiera a este Concordato de Bolonia, acordado entre la Santa Sede y el reino de Francia puesto que León III es de hecho un retrato de León X y Carlomagno un retrato de Francisco I. A través de ese tratado, Francisco I se comprometía a defender la Iglesia. El Papa regresó a Roma el 28 de febrero de 1516, por lo que el proyecto de la obra tuvo que ser posterior a esa fecha.
Después de Julio II y del período de conflictos políticos y militares entre el pontificado y la Corona de Francia, las relaciones han cambiado. El rey firmó el acuerdo con la Iglesia y papa Medici está a la espera en un futuro de relaciones de amistad. El cartucho pintado en el borde del marco anuncia ser Carlomagno, y por extensión toda la Francia, espada y escudo de la Iglesia («Carolus Magnus Ro[manae] Ecclesiae ensis clypeusq[ue]»).
El que el soberano tenga los rasgos de Francisco I, el que el pontífice tenga las facciones de León X y, sobre todo, la presencia de algunas figuras -introducidas solamente cuando se llegó a la versión final- que modificaron profundamente la iconografía originariamente proyectada, testimonian que el fresco está cronológicamente enlazado con el encuentro boloñés y que fue pintado para documentar visualmente el apoyo del pontífice mediceo a los objetivos imperiales de Francisco.
El fresco contiene una verdadera galería de retratos, algunos de los cuales son identificables con certeza. Además de Francisco I y el Papa, a la derecha en primer plano está sentado el cardenal Inocencio Pandolfini, mientras que el muchachito que tiene entre las manos la corona es identificado por Vasari como Ippolito de Médicis.