Se conservan dos copias de un “modelo” desaparecido de Rafael (Oxford, Ashmolean Museum, inv. P II 645; Londres, British Museum, inv. 1946-7-13- 594), que preveía de nuevo otro retrato de Julio II en el papel de León Magno. Contrariamente a los otros tres frescos de esta sala, Julio II es representado en acción sólo en esta escena: el papa señalaba enérgicamente con el dedo a Atila, conduciendo a la vez su ejército contra su adversario, de forma que la cruz procesional se inclinaba amenazante hacia el ejército enemigo, y se enfrentaba personalmente con su oponente en un duelo de miradas y gestos.
El segundo proyecto, del cual se ha conservado el modelo de Rafael en el Louvre (inv. 3873) y que, generalmente, sin motivos convincentes, es fechado en el pontificado de Julio II, no sólo desplaza la figura del papa al fondo -por una supuesta modestia repentina de éste, que estaría en contradicción con los otros frescos julianos de la sala sino que en él aparecen cambiados aspectos decisivos del mensaje de la pintura. Ahora ya no son León Magno y Atila los dos protagonistas que mantienen el conflicto, sino que los mismos príncipes apostólicos entran en acción y demuestran mediante su actuación conjunta la unidad de la Iglesia; ahora también Pedro va armado, como Pablo, con una espada, en este contexto, un atributo insólito para él; Atila, desde abajo, los mira e intenta protegerse de su ataque.